La muerte en los ojos de los niños es un tema visto en las pelìculas Largo Viaje y La Buena Vida. En la primera, la muerte de un niño da inicio al recorrido del protagonista, quien desea entregarle unas alas a su hermanito recién fallecido para que pueda ascender al cielo. En la segunda, la muerte de un niño es el final de la miserable vida de una mujer que transitó, en algún momento u otro, por las vidas de los personajes protagonistas. Cuando vi Largo Viaje, al momento de ver la escena del velorio del bebè realmente me perturbé. Siempre que observo historias relacionadas a la muerte de un niño me conmuevo, pero de terror. Es una mezcla de tristeza y rabia, de impotencia y decepción. Siempre que veo en las noticias, o en ficción indicios de la muerte de un pequeño o imágenes de su entierro, no puedo evitar recordar tragedias previas relacionadas a niños. Siempre viene a mi memoria una noticia que leí en el diario hace algunos años: NIÑO DE 18 MESES ES ENCONTRADO MUERTO DEBAJO DE LA CAMA. Un niño, menor de 2 años fue encontrado muerto bajo la cama de su hogar, sin su madre y con un trozo de pan duro ente sus manos. ¿Còmo olvidar algo así? Imaginé durante días las últimas horas de ese niño, con morbosidad dibujé en mi mente sus llantos y esperanzas... ouch! "La mina que dejó botado a ese niño es una maldita perra... puta, puta!"
Tres semanas después vi La Buena Vida, y cuando se muestra la misma noticia que yo leí hace años al llegar a la escena final fue realmente impactante darme cuenta de que estaba viendo la historia antes de la tragedia, la vida antes de la muerte y cambió toda mi perspectiva respecto al asunto. Quizás la madre del niño "abandonado" no era una mala mujer, no era una psicopata que querìa matar a su hijo, sino que simplemente, fue víctima de las circunstancias, víctimas de la ciudad y del destino.