Santiago, Santiago... ¿Será esto ciudad más que palomas y micros oruga? El único modo de saberlo es salir y buscar, qué hay entre sus calles, más bien dicho, en una calle en específico: Avenida Portugal.
Creo que este es el primer movimiento que veo. Nada novedoso: autos corriendo sobre el pavimento gris, luchando por llegar a tiempo. Tomé la foto, pensando en esa tapa de cañería que esta en el centro, pero después me llamó la atención el transeúnte en bicicleta. ¿Estará esperando cruzar la calle? Creo que no.
Camino, camino... hay muchas invitaciones en Avenida Portugal. Hay muchas puertas que me invitan a entrar, mucho escondite también. Éste portón se abrió, pero fui demasiado temerosa para entrar...
Esto me parece hermoso... un buen lugar para esconderse, pero sobre él pesa un candado.
Típico la falta de conformidad... ¿Como no?
Cartones y un afiche cinematográfico... ¿Cine reciclado? Los remakes no siempre son malos...
Pasé por un condominio, por una posta, y vi objetos que llamaron mi atención, pero nada que me indicara donde podría encontrar al muchacho de la bicicleta, hasta que pasé por una calle que intersecta con Avenida Portugal y vi esta puerta a un costado del edificio que yace allí. Hay movimiento dentro, estoy segura. Intenté abrir, pero no lo logré...
Recorrí la muralla, buscando un lugar por donde pudiera entrar, pero no hallé nada. Estas ventanillas no me dejaron ver nada...
No hay caso...
¿y si está muerto?
No podría hacer nada -pensé.- Debería quedar con las dudas y no seguir buscando...
...pero encontré la solución. Quizás si me convierto en miniatura logro entrar y ver de cerca al chico y su bicicleta.
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